Los analistas de Yardeni Research afirman que el auge de la inteligencia artificial se enfrenta a una limitación fundamental: la falta de electricidad disponible. Sostienen que las restricciones de energía podrían convertirse en el “talón de Aquiles” de la industria a medida que avanza la demanda de centros de datos enfocados en IA.
El rápido crecimiento de las aplicaciones de IA ha impulsado una ola de inversión en nuevas instalaciones diseñadas para manejar los chips avanzados detrás de esta tecnología. Esta semana, Advanced Micro Devices (NASDAQ:AMD) dijo a los inversionistas que espera que los ingresos de centros de datos de IA aumenten alrededor de 80% anual durante los próximos tres a cinco años, lo que impulsaría el crecimiento total de la empresa a cerca de 35% anual.
CoreWeave (NASDAQ:CRWV), respaldada por Nvidia, coincidió con esta visión optimista, describiendo la demanda por su infraestructura de IA como “sólida e ‘insaciable’”. Sin embargo, como señalaron los analistas de Yardeni —incluida Jackie Doherty— la empresa recortó recientemente su guía anual porque uno de sus desarrolladores principales no entregó centros de datos a tiempo.
Estas preocupaciones reflejan los comentarios del CEO de Microsoft, Satya Nadella. Él ha advertido que el “mayor problema” para Microsoft hoy es “la capacidad de terminar las construcciones de [centros de datos] lo suficientemente rápido y cerca de la energía”, advirtiendo que si las obras se retrasan, “puede que termines con un montón de chips en inventario que no puedo conectar”.
Pero el equipo de Yardeni afirma que los retrasos de construcción son solo una parte del desafío. Citando investigación de Bain & Company, señalaron que hay esperas de varios años —de hasta cinco años— para conectar nuevos centros de datos a la enorme demanda eléctrica necesaria para operar hardware avanzado de IA. Ese obstáculo, dijeron, es ahora “el impedimento más significativo para el crecimiento de los centros de datos”.
Los analistas también subrayaron la presión sobre las redes eléctricas regionales en estados con alta concentración de centros de datos, además de temores crecientes de que el uso masivo de energía eleve los costos de electricidad para hogares, lo que podría generar resistencia comunitaria a nuevos proyectos.
“El acceso a la electricidad también está causando dolores de cabeza a quienes construyen centros de datos”, escribieron los analistas de Yardeni.

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