La inversión corporativa en inteligencia artificial está acelerándose a un ritmo extraordinario y podría acercarse a los $3 billones de dólares a nivel mundial, con casi la mitad necesitando financiamiento a través de mercados de crédito públicos y privados, según un nuevo informe de perspectiva económica de Morgan Stanley.
En una nota de investigación, los analistas liderados por Michael Zezas señalaron que esperan que el gasto de capital enfocado en IA sume aproximadamente 0.4 puntos porcentuales al crecimiento previsto del PIB estadounidense de 1.8% en 2026.
Empresas de prácticamente todos los sectores están destinando cantidades cada vez mayores a infraestructura y herramientas de IA, impulsadas por una carrera para adoptar —y eventualmente monetizar— la tecnología de rápida evolución.
Al mismo tiempo, Morgan Stanley destacó que “las empresas industriales vinculadas a la construcción de centros de datos y relocalización, los proveedores y habilitadores de componentes en tecnología, los adoptadores de IA y ciertos actores financieros posicionados para intermediar el ciclo de capex, todos se beneficiarán.”
Los analistas también señalaron que utilidades más fuertes en múltiples sectores deberían respaldar su predicción de que el S&P 500 alcanzará los 7,800 puntos para finales de 2026. Para comparar, el índice cerró en 6,602.99 el pasado viernes.
Su previsión surge en un momento en que los mercados comienzan a cuestionar si las megacap tecnológicas pueden sostener los enormes —y a menudo apalancados— niveles de gasto necesarios para la expansión de la IA. Morgan Stanley espera que el aumento en las necesidades de financiamiento impulse con fuerza la emisión de bonos de grado de inversión en EE.UU., lo que podría generar presiones técnicas que limiten los rendimientos.
El creciente escepticismo sobre la durabilidad del gasto en IA ya ha enfriado el sentimiento general del mercado e incluso eclipsado los sólidos resultados trimestrales de Nvidia la semana pasada.
Los analistas advirtieron que, si el auge del capex en IA no se traduce en ganancias significativas de productividad con suficiente rapidez, el apalancamiento podría crecer más rápido que la producción, elevando riesgos crediticios “que podrían pesar sobre los mercados.”
Aun así, señalaron que las condiciones iniciales siguen siendo favorables: “La buena noticia es que el punto de partida es sólido: los balances corporativos están saludables, con niveles de efectivo altos, bajo apalancamiento y (a pesar del ruido) métricas de crédito privado más consistentes con riesgos manejables que con excesos típicos del final del ciclo.”
Los analistas concluyeron enfatizando la necesidad de cautela, afirmando:
“Por lo tanto, no vemos este riesgo como un tema de 2026, pero la vigilancia sí es una responsabilidad para 2026.”

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